Humor grafico en Cuba

(está nota la publiqué originalmente en http://culturaeterea.com.ar/ y en el fanzine Bicho en el Ojo)

Para cerrar un poco el tópico de la nota anterior, (humor gráfico en la dictadura) me pareció oportuno investigar sobre este tema, para seguir mostrando como el humor gráfico sirve de termómetro político en las distintas circunstancias institucionales y sirviendo como voz de los sin voz, pero para no ser ingenuos debemos admitir que el humor constituye tan sólo un recurso espiritual, por si mismo desprovisto de poder en otros niveles. El humor derriba los ídolos, recupera los espacios prohibidos, destruye y construye…En términos generales es mucho más apto para consolar que para conceder la felicidad. Pero hay que acotar algo sobre el humor y es que si llega un día la mejoría, a esa victoria de los oprimidos y sojuzgados con los cuales el había hecho causa común, entonces pasará inmediatamente a la oposición, ya que por naturaleza sigue siendo inconformista, disidente, y porque no, un poco nihilista respecto del pasado, respecto de aquella lucha que acabó con éxito y en la cual él colaboro tan sinceramente, a partir de ahora se encargará de ir añadiendo al margen notas irónicas en la historia oficial escrita por los vencedores.
Precisamente por tener estrecha vinculación con los momentos históricos me tome la libertad de incluir algunos de ellos para tener una idea del contexto, sabrán disculpar si estos datos aburren en algún momento.
Si bien, por diversos motivos casi no hay documentación al respecto, los primeros dibujos humorísticos en Cuba son principalmente sátiras costumbristas, realizadas en su gran mayoría por inmigrantes (algo similar a lo que pasaba aquí con Caras y Caretas), que veían a la caricatura solo como una derivación del dibujo serio, a estos primeros autores se debe el arquetipo del cubano en las tiras de prensa, arquetipo que más tarde toma Ricardo de la Torriente para bautizar como Liborio, símbolo que acepta el pueblo cubano de su época, narigón y con patillas (patillas también usadas por El Bobo).

Con el Grito de Yara en 1868 y la “Guerra de los 10 años” se abre una nueva etapa en la historia de luchas de Cuba por la independencia de España. Disponiendo de los medios técnicos de los cuales carecía el pueblo cubano, la prensa española trata de ridiculizar el espíritu revolucionario de la gesta de Yara, representada en harapos con una antorcha (símbolo de la destrucción) en una mano, y en la otra un puñal (símbolo de la traición), cuando era el machete quien representaba a dicho acontecimiento, o incluso restándole humanidad a los participantes representando con apariencia y gestos de monos a los espías cubanos.


Luego de la guerra de los diez años se viene la Paz del Zanjón, la protesta de Baraguá, y un breve paréntesis que se llamó Guerra Chiquita. Así desde el grito de Baire la prensa humorística española se ocupará más de los asuntos mundiales de España y dejará de lado los chistes sobre Cuba.
Este grito de Baire es el que culmina con la declaración de la independencia de Cuba respecto a España en 1885, aunque no se logra la independencia buscada en este acto, por lo menos, entre estos conflictos y ciertas coyuntura económica-industrial, España anula la esclavitud en Cuba en 1886, siendo la isla el penúltimo país latinoamericano en abolir la esclavitud, razón por la cual, a principios de siglo no era extraño encontrar incluso publicidades donde se nombrara a los esclavos, como esta adonde los amos de la esclava catalina usan jabón “candado".

En 1898 con el “suicidio” del Maine, un buque estadounidense que explota “misteriosamente” en la costa de Cuba, EEUU (quien llevaba 20 años invirtiendo en la isla) encuentra “la excusa” de irrumpir militarmente en Cuba, culpando a los españoles en cuba de dicho hecho.Aquí podemos ver una caricatura de la época haciendo referencia al suceso.



El siglo nuevo le trajo muchas cosas nuevas para Cuba, lo reyes les dejaron en las medias un Himno Nacional, una bandera propia y la Enmienda Platt (1902 – Ley de congreso de los EEUU impuesta como apéndice a la constitución Cubana a principios del siglo XX, después de 4 años de intervención militar yanqui a la isla, bajo la amenaza de que de no aceptarse la isla permanecería ocupada militarmente y Cuba seguiría bajo dominio directo y oficial de EEUU. El artículo tercero - considerado el nervio de la enmienda Platt - concedía a los EEUU el derecho a intervenir militarmente en la isla en caso de que peligraran, a SU juicio, la vida, la propiedad o las libertades individuales. El artículo cuatro convalidaba todos los actos realizados por el gobierno militar norteamericano.), es en esta época, finales de 1890, y principios de 1900 que nace Liborio, en el diario “La Discusión”.
Las caricaturas de este personaje, el cual no emitía palabra mientras era frecuentemente dibujado como “victima del sistema” pueden centrarse en dos grandes ejes:Los hechos nacionales, en los cuales se muestra bastante conservador y reaccionario en cuestiones tales como la situación legal de la mujer, tema en el cual coincidía siempre con el gobierno de turno.


Las relaciones Cuba-EE.UU.: Utiliza frecuentemente el recurso del baile, en el cual el protagonista se ve obligado a bailar con una señora llamada Intervención “Caballero! Cuando uno está en desgracia le toca bailar con la más fea” – “Tengo más ganas de perderla de vista!”, y en la tira siguiente vemos a los cubanos, simbolizados por medio de Liborio, con dos grandes cadenas al cuello, la Enmienda Platt y la Intervención de EEUU.



“Me aprietan estos candados
y no me puedo zafar,
si pudiera serruchar
estos "jierros condenaos".
El protestar no te vale,
Liborio aunque grites mucho,
no te sirve ese serrucho
contra los candados yale.”

Como extra, aquí abajo pueden ver otras dos caricaturas sobre la enmienda Platt realizadas por Torriente, pero fuera de la tira de Liborio.




Algunos años después (y con la Enmienda todavía vigente, está de más aclarar) vemos aparecer a otro personaje de tiras de prensa que personificará el descontento del pueblo cubano ante ciertos asuntos, y uno de los más recordados, aunque este, a diferencia de Liborio, no era una victima amargada, sino que albergaba cierta esperanza en algunos procesos políticos contrarios a su dictadura de turno, este personaje, es El Bobo.

Es uno de los personajes más recordados por los cubanos, creado por Eduardo Abela, quien de joven fuese peón en plantaciones de tabaco, hasta que se muda a La Habana a estudiar arte.
El Bobo, por su periodo de publicación estuvo muy ligado al sentimiento de opresión que sentía el pueblo durante el gobierno de Machado (quinto presidente Cubano, Militar e importante ejecutivo de la General Electric y la Cuban Electric Company, electo y reelecto democráticamente, pero que ejerció una gran violencia e incluso asesinatos contra la oposición, hasta que los militares le retiran el apoyo y lo derrocan mediante un golpe de estado en el 33, a partir de allí, de los 8 presidentes siguientes (todos de facto) ninguno duró más de un año en el gobierno), el Bobo solo se publica hasta el año 34, apenas un año y 5 presidentes después de Machado, cuando Abela va a Italia como cónsul.

Al principio los personajes no eran más que los propios habitantes de la villa natal del autor, caricaturizados, incluido el autor (Abela). El usaba en el Bobo muchos símbolos del lenguaje popular, como por ejemplo, la Guayaba (una fruta), o alguna bola grande, que representaba una mentira, (precisamente, un bolazo), como una que en donde dice “Diez cajones cargados de Guayabas han salido para el norte, y en el dibujo de los vagones aparecían los letreros de “los maestros retirados cobran puntualmente”, “las libertades públicas están garantizadas”, “El pueblo está conmigo”. Otro símbolo fue la trompeta, en la “noticia” decía: “una señora cubana ha recibido una caja conteniendo varias armas”, estas cajas dirigidas a la “Sra. Opinión Pública-Habana-Cuba” contenían un cargamento de trompetas. Otros símbolos recurrentes en el Bobo era la vela encendida, como a un santo (ese "santo" era la salida del dictador Machado del poder, el dictador del momento, el tamaño, posición o fuego de la vela aludía a las victorias o derrotas del pensamiento revolucionario, y casi siempre que de una u otra forma se pronunciaba “el hombre” o “salida” se hablaba precisamente de que el presidente debía irse), de forma similar a como funcionaba la banderita de Cuba que llevaba el Bobo, que podía estar alzada o caída y que representaba la unidad nacional.




En el cine: 
"-Señor mío, está usted ocupando este puesto indebidamente.- 
¿Y se atreve a decírmelo, subversivo?"

Muchos presidentes después, de los cuales la mayoría no supero el año como periodo de mandato, llega al poder Fulgencio Batista (quién llevaba tiempo como jefe del ejercito y fuera quién nombro a los últimos presidentes de facto en sus funciones) y el personaje que destaca en esta nueva época poco democrática es El Loquito, de René de la Nuez.

Este loco, representado con ojos desorbitados y estrambóticos, enorme nariz y con un gorro de papel como prenda de vestir invariable, prácticamente no hablaba pero expresaba con lucidez aquello que la censura y represión de Batista quería ocultar.
Al igual que “el Bobo” se manejaban mensajes que el pueblo cubano sabía descifrar, frecuentemente el loco prestaba excesiva atención a cualquier sierra que se le acercara, porque el pueblo estaba pendiente de las luchas en Sierra Grande (lugar donde se centraba la guerrilla del movimiento 26 de julio, dirigido por Fidel Castro).


Si el Loco leía en el diario “Gran oferta, 33,33 por ciento de rebaja”, era una advertencia contra las tropas de batista, a los que se les pagaba 33 pesos con 33 centavos por su accionar.


O cuando recomendaba ser mas sutil ante la censura con lo que uno decía, pasando frente a un cartel que decía: “Dígalo con flores”. En otro dibujo, El Loquito coloca muy juntos los dedos índice y pulgar de una de sus manos; sostiene algo pequeño. El texto dice: “Un granito de arena”; un llamado a colaborar con la lucha anti-Batista.


O cuando recomendaba ser mas sutil ante la censura con lo que uno decía, pasando frente a un cartel que decía: “Dígalo con flores”. En otro dibujo, El Loquito coloca muy juntos los dedos índice y pulgar de una de sus manos; sostiene algo pequeño. El texto dice: “Un granito de arena”; un llamado a colaborar con la lucha anti-Batista.
En otro, ve llegar un ómnibus de la ruta 30, que hacía el recorrido entre el reparto La Sierra, en Marianao, y el centro de La Habana. Mensaje clarísimo: está próximo el triunfo de la Revolución.
Después de la revolución Cubana muchas editoriales cerraron, y muchos de sus directivos, periodistas y humoristas abandonan el país. René de la Nuez fue uno de los pocos que siguieron publicando, ya que estaba del lado de la revolución de Castro.

Aunque siguieron surgiendo otras publicaciones, como La Chicharra y el Sable, para después aparecer revistas dedicadas íntegramente al género humorístico, como Dedete y Palante, el humor gráfico fue incluso más sesgado que en las otras dictaduras.


Si bien en estas publicaciones se han reflejado los problemas cotidianos del socialismo como en un chiste de Criollitas de Luis Wilson donde se ironiza lo mal que andan los teléfonos cuando una señora le pregunta a su psicoanalista “Doctora, ¿tendré los “cables cruzados” o será el teléfono? Porque cada vez que llamo me dicen “equivocada”, equivocada”… !”, o en un chiste de Pitín, en donde un cajero tiene al lado un cartel que dice “Menú Cafetería: / no hay agua / no hay corriente / no hay menudo / no hay iniciativa / no hay gestión administrativa” y como no podía ser de otra forma, el siempre presente tema de las relaciones EEUU-Cuba. En una publicación de Miriam Alonso llamada “Capitalismo – Humor Negro” un típico burgués comenta: “no hay nada como tener una playita privada, un sol privado, en fin, una vida privada a los demás”, o en chistes como los de “El Barbudo” de Nuez, los humoristas opositores (esta vez no son subversivos, sino “contrarrevolucionarios”) no tienen cabida.

El gobierno de Castro considera que el que no esté con él, está contra él. Eso hizo que Cuba sufriera una oleada de dibujantes exilados en todas partes, como Arístides "Ares" Hernández o Ángel Boligán en México, Alén Lauzán en Chile, Ángel "Gélico" Fernández en Canadá u Osmani Simanca en Brasil. Son artistas hábiles en la sutilidad. "Pero en Cuba no se tolera una sola crítica a la revolución, y mucho menos un dibujo humorístico", dice Gélico. "Estuve detenido dos días en 1993 por exhibir una caricatura de Fidel y Raúl Castro. Desde ese día, fui despedido de todos los diarios y revistas donde trabajaba, lo que me forzó a emigrar."

ilustración: La censura, de Gélico Fernandez
Obviamente el humor gráfico cubano va más allá de estos temas, y explora otros temas como el humor delirante o chistes atrevidos, como cuadro de Tommy, en que un joven le muestra un preservativo al padre de su novia y le dice “mire, de lo que si puede estar seguro, es que mis intenciones con su hija son buenas”, pero en un país que logra su independencia ya entrado el 1900 y que a partir de allí no ha tenido más que golpes de estado y revoluciones tiene mucho e interesante para analizar por ese lado.


La historieta realista Cubana no ha adquirido la misma llegada que el humor gráfico. Si bien hay excelentes guionistas y dibujantes, las limitaciones económicas, el bloqueo y el poco acceso a Internet hacen que tengan escaso acceso a material extranjero que le sirva como aporte de nuevos estilos e ideas. Pero aún así debe reconocerse que la historieta realista cubana ha tenido un gran progreso como consecuencia del trabajo de difusión que viene haciendo la Editorial Pablo de la Torriente.La historieta realista tampoco podía estar afuera de las manifestaciones culturales cubanas.La serie de mayor alcance es Supertiñosa, de Virgilio Martinez, una parodia de Superman que ridiculiza el anticomunismo de EEUU. Supertiñosa combate en defensa del mundo libre de forma muy torpe, y todo le sale mal, pero sin llegar a ser un antihéroe, porque no atrae la simpatía del lector y se ubica entre los chicos malos.


Eloy

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